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Mostrando entradas de noviembre, 2021

La revolución del transporte.

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 La máquina de vapor y la siderurgia hicieron posible la revolución  de las comunicaciones a lo largo del siglo XIX. El ferrocarril y la navegación a vapor acortaron las distancias y multiplicaron la circulación de personas y mercancías; de igual modo, el correo y el telégrafo impulsaron un flujo de información sin precedentes.

La revolución siderúrgica.

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La industria siderometalúrgica se convirtió en un sector imprescindible de la Revolución Industrial, pues la fabricación de la maquinaria textil, de útiles agrarios y de los nuevos transportes pasaba obligatoriamente por la industria del hierro. La necesidad de fundir el hierro hizo necesario el aumento de la industria minera para conseguir un carbón mineral (hulla) que transformado en coque posibilitaba la obtención de acero. Al mismo tiempo, las mejoras de la fundición del mineral mediante la pudelación, permitían la fabricación de planchas de acero que resultaban aptas para la elaboración de todo tipo de piezas para maquinaria.

Los primeros problemas: el ludismo.

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El ludismo es el primer movimiento obrero surgido al hilo del desarrollo industrial y en defensa de los derechos de los trabajadores. En realidad, se trató de una reacción visceral y poco organizada de los obreros en contra de las máquinas -destruyéndolas- a las que culpaban de quitarles sus empleos. tuvo su origen a fines del XVIII y su máximo apogeo en los años 1811 y 1812, coincidiendo con la gran crisis económico provocada en Inglaterra por el bloque continental napoleónico. En marzo de 1812, las autoridades británicas respondieron al movimiento aprobando una serie de leyes anti-ludismo que incluían la pena de muerte y deportaciones a la isla de Tasmania. 

La revolución textil: lana versus algodón.

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La primera industria en incorporarse a los procesos productivos industriales fue la textil, como consecuencia de la enorme demanda generada por la revolución demográfica. La tradicional industria de la lana fue sustituida por el trabajo de algodón: las plantaciones de India y América ofrecían enormes cantidades de esta materia prima, mucho mas económica que la lana y que apenas requería unos sencillos procesos de limpieza, hilado, tejido y tinte.  La creciente demanda de algodón fomentó la búsqueda de nuevos sistemas mecánicos para agilizar los procesos de hilado y tejido: - Las hiladoras. En 1765, la máquina Spinning Jenny, desarrollada por James Hargreaves, aumentó la capacidad de hilado de 1 a 24 usos. - Los telares. El proceso de tejido vio aumentada su velocidad con la lanzadera volante de John Kay en 1733, pero sería telar mecánico de Edmund Cartwright el que dispararía las cifras de producción a partir de 1785. El resultado fue imparable, en apenas cincuenta años, una sola hilad

Adam Smith: Librecambismo. El motor económico de la Revolución Industrial.

El liberalismo económico o librecambismo fue el modelo económico que posibilito el desarrollo industrial basándose en tres premisas: 1. La defensa de la propiedad privada. 2. El libre ejercicio de la actividad económica. Y, 3. La regulación de la actividad económica por las leyes del mercado (oferta y demanda). Su principal exponente es el economista escocés Adam Smith a quien pertenece este fragmento: Todo sistema o de preferencia extraordinaria o de restricción, se debe considerar fuera de lugar, para que de su rechazo se establezca el simple y evidente de la actividad agrícola, mercantil y manufacturera. Todo hombre, con tal de que no incumpla las leyes de la justicia, debe quedar totalmente libre para escoger el medio que mejor le parezca para buscar su modo de vivir y sus intereses; y que puedan salir sus producciones a competir con las de cualquier otro individuo de la naturaleza humana. Según el sistema de la libertad de negocios, al rey sólo le quedan tres obligaciones de gran